No estábamos de acuerdo y nos pusimos en marcha. Trabajando todas juntas, nos reunimos y organizamos alumnado, profesorado, familias, trabajadoras, vecinas y amigas. Fue imprescindible la colaboración de determinados expertos en el ámbito educativo. Se solicitó al Departamento de Educación que anulara la decisión. Bajo el lema SOS Ibarrekolanda, difundimos nuestra petición en los medios de comunicación y redes sociales y salimos a la calle obteniendo miles de firmas y adhesiones en pocos días.